Un tapiz reúne casi cuatro mil veces más suciedad que el asiento de un inodoro.
Las alfombras son uno de los mejores complementos para la decoración de nuestros hogares. Visten las diferentes estancias, aportan calidez, protegen nuestros suelos e, incluso, nos permiten ir descalzos por casa hasta en los días más fríos. Pero, no todo son ventajas, las alfombras también pueden convertirse en un criadero para el polvo, los ácaros, los gérmenes y las bacterias. Y, con la llegada del buen tiempo, es hora de limpiarlas en profundidad, desinfectarlas y decirles adiós hasta el próximo invierno.
Según una investigación de microbiología, una alfombra reúne alrededor de cuatro mil veces más suciedad que el asiento de un inodoro, con cerca de 200 mil bacterias cada 2,5 centímetros cuadrados. Y, aunque pasar el aspirador es la mejor forma de realizar la limpieza diaria de nuestras alfombras, no es suficiente para erradicar toda la suciedad.
Limpieza con polvos
Si lo que estás buscando es una limpieza rápida y sin complicaciones, sin duda, tu opción son los polvos de limpieza.
No se necesita equipamiento especial y los resultados son excelentes. El proceso es muy sencillo, primero, tendrás que aspirar en profundidad la alfombra y después esparcir los polvos de limpieza sobre ella y trabajarlos. Tras un breve tiempo de actuación, se puede aspirar el polvo incluso con un robot aspirador de mano, si queremos ser más minuciosos. Los polvos limpiadores, además de eliminar manchas difíciles de grasa de las alfombras, logran eliminar muchas de las sustancias que provocan múltiples alergias, como, por ejemplo, los ácaros. ¡Tu alfombra quedará como nueva de una forma muy rápida y sencilla!
Limpieza con detergente
Para aquellos que quieren realizar una limpieza profunda y minuciosa, el detergente es el método para alcanzar el éxito.
Este procedimiento consta de dos fases, por un lado, se aplica y se frota el detergente sobre la alfombra. Más tarde, con una aspiradora para superficies húmedas, o bien aplicando spray extractor, se absorbe la suciedad líquida que se origina. Eso sí, ¡cuidado! Este tipo de limpieza debe aplicarse con conocimiento y de forma controlada, ya que existe el riesgo de dañar irreversiblemente la alfombra si realizamos una aplicación excesiva de producto. Usa este método sabiamente y lograrás milagros.
Limpieza con spray a alta presión
Para los que prefieren dejar en manos de profesionales la limpieza de las alfombras, uno de los elementos más delicados del hogar, la limpieza con spray a alta presión asegura resultados de éxito.
Este método consiste en rociar el pelo de la alfombra con detergente líquido con una máquina a alta presión. De este modo, las partículas de suciedad se desprenden y pueden ser posteriormente eliminadas con un aspirador. La extracción con spray requiere un equipamiento especial y cierto tiempo. En cambio, sus resultados son más que efectivos y es una de gran opción si no quieres mover ni un dedo. Aplica cualquiera de estos métodos y guarda tu alfombra totalmente limpia e higienizada. Además, asegúrate de cubrirla con una sábana y almacenarla en un armario fresco y sin humedad para conservarla en las mejores condiciones.